10 formas sencillas de reducir el consumo de sal

Descubra 10 sencillos consejos para disminuir el consumo de sal, ¡y conseguir más salud y calidad de vida!

¿Le gusta utilizar la sal en sus platos? Es casi seguro que la respuesta es sí. Pero consumir sal en exceso conlleva riesgos para la salud. Por eso hay que moderar esta especia para que la salud no sufra los efectos secundarios de este alimento que lleva siglos en la mesa de todos.

Sal gruesa colocada en cucharon.


La sal da ese sabor tan apetitoso a varios alimentos. Por ejemplo, es casi imposible pensar en una ensalada sin sal. Pero la historia demuestra que no siempre ha sido así.

En el pasado, esta especia se utilizaba raramente en los platos, ya que era difícil de conseguir. Tanto es así que se ofrecía como recompensa a los soldados romanos, de ahí la palabra «salario». Sólo después de muchos años se utilizó la sal en los alimentos para ayudar a conservarlos durante más tiempo.

Así, en el organismo, la sal tiene la función de regular la presión arterial, además de hacer funcionar bien el corazón. Pero su exceso conlleva riesgos directos de desarrollar hipertensión y también problemas renales. En otras palabras, es mejor cuidar la cantidad de sal que se utiliza.

Por ello, te mostraremos 10 consejos básicos para controlar el consumo de sal.

Vea 10 consejos para reducir el consumo de sal

Separamos las principales formas prácticas para que pueda reducir gradualmente el consumo de sal a diario. Compruébelo.

1. Probar la comida de antemano para moderar el consumo de sal

Hacer las comidas en casa o comer en restaurantes requiere una mirada atenta para evitar consumir más sal de la indicada para su organismo. Por este motivo, intenta identificar la cantidad de sal que ya tiene el alimento, para evitar añadir más sal y tener que enfrentarte después a un plato muy salado que es malo para tu salud.

Por lo tanto, a la hora de preparar sus platos, el consejo es el mismo. Ponga una pequeña cantidad de sal y pruébela después de mezclar los alimentos. Si cree que puede añadir un poco más, no se exceda. Recuerda que los otros alimentos que acompañan la comida ya están condimentados.

2. Comer menos sal gradualmente

Puede ser muy difícil renunciar a la sal de golpe. Por lo tanto, lo ideal es reducirlo poco a poco. Para ello, utilice un medidor o la misma cuchara cada vez que prepare sus comidas.

Por lo tanto, empezar con el utensilio más lleno y terminar casi vacío de sal, gradualmente, es la mejor manera de reducir el consumo de sodio.

3. Sustituir la sal por otros condimentos

Los platos no sólo se sazonan con sal. La pimienta, el perejil, la pimienta negra, el orégano y otras hierbas y especias son igual de sabrosas y tienen el toque salado de la sal.

Así, sabiendo utilizar cada especia en su justa medida y en el plato que mejor se adapte a ella, redescubrirá cómo hacer comidas aún más sabrosas. El principal consejo es probar nuevas recetas sin sal, utilizando nuevos ingredientes.

4. Quita el salero de la mesa

Puede parecer una broma, pero el simple hecho de retirar el salero de la mesa de la cocina es suficiente para animarle a reducir su consumo diario de sal.

La costumbre de coger el salero y poner más sal en un plato que ya está salado es normal. Pero, a la larga, hacer esto al menos dos veces al día durante años es muy perjudicial para la salud.

5. Evitar los alimentos procesados ricos en sodio

Los alimentos procesados reciben altas cantidades de conservantes y condimentos para mantener un sabor atractivo y conservar el alimento durante más tiempo del que debería.

Así, la sal es uno de los primeros componentes utilizados para que los alimentos procesados puedan conservarse durante semanas en la alacena o el frigorífico sin estropearse.

Por lo tanto, evitar todos los alimentos que son procesados como una forma de cómo consumir menos sal, es una gran salida. Como ejemplo, tenemos:

·        hamburguesas;

·        empanado;

·        bocadillos;

·        galletas dulces y saladas;

·        bebidas no alcohólicas

·        zumos;

·        carnes procesadas.

6. Usar sal marina

La sal marina es un condimento más puro que la sal refinada. Ambos tienen el mismo origen, que son las minas de sal, pero no reciben aditivos químicos como el tipo refinado, que comprometen la calidad del alimento y aumentan el salado que tiene.

Sal marina para cocinar


Por lo tanto, la sal marina es la mejor opción para utilizar en tus platos, ya que en poca cantidad hace que la comida esté más sazonada.

7. Evite los condimentos ya preparados

Los condimentos conservados en bolsitas, pastillas o líquidos, como las salsas para ensaladas, son ricos en sodio. Más aún, porque reciben, al igual que otros alimentos industrializados, conservantes. Por lo tanto, elimine este tipo de condimento de su mesa, y utilícelo sólo cuando no tenga otra alternativa al consumo de sal.

8. Evite los productos enlatados

Cuando vas al mercado, ¿están las sardinas, el atún, los guisantes, el maíz y otros alimentos en tu lista de la compra? En caso afirmativo, evite todo tipo de productos enlatados. La razón es que también llevan mucho sodio en su composición, sobrecargando su cuerpo con la especia que aumenta la presión y trae varios riesgos para la salud.

9. Lea las etiquetas de los alimentos

No es algo habitual, pero su salud se lo agradecerá si lo hace. Las etiquetas de los alimentos no mienten, deben indicarte la cantidad exacta de sodio y otras sustancias que lo componen.

Esto le dará una muestra de la cantidad de sal que consume en pequeñas y grandes cantidades de alimentos comprados en el mercado.

10. Reducir el consumo de snacks

Los llamados snacks son deliciosos, pero deben comerse con moderación. Las aceitunas, los quesos, sobre todo los de tipo parmesano, los embutidos como el salami y la pechuga de pavo y los populares cacahuetes encabezan siempre la lista de los aperitivos más salados. Por lo tanto, modere su consumo de cada uno de ellos.

Por último, para reducir adecuadamente el consumo de sal, también es importante contar con el acompañamiento de profesionales de la salud. Para que no tengas ningún problema, como una bajada de tensión. Además, un profesional también puede evaluar cuáles son los síntomas del exceso de sodio. Por ejemplo, hipertensión, problemas renales, sed excesiva, calambres, dolores de cabeza, entre otros.

 

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